Única puerta de entrada a Formentera, este acogedor puerto nos seduce con su animada dinámica.
Ferrys que llegan con turistas, excursiones en barco, buceo, snorkeling, lanchitas de alquiler, ciclistas en busca de las soñadas playas de Illetes… todos pasan por aquí.
El mercadillo de artesanos invita a curiosear entre sus puestos, y la oferta gastronómica es excelente.
Nuestros preferidos: Café del Lago, La Bocana, Can Carlitos, Quimera y Sa Sequi, ideales también para disfrutar de la puesta de sol. Y el cafecito, en el bar Amarre 32, para regocijarse con el alegre ajetreo del puerto.
Pueblo principal de Formentera, Sant Francesc es el corazón de la isla.
Un recorrido por sus animadas callecitas debe incluir la Iglesia, el antiguo cementerio, la capilla de Sa Tanca Vella, el museo Etnográfico, el Mercat Payés, con productos de la tierra de Formentera, y los centros de exposiciones.
La mejor hora para explorarlo es por la mañana, cuando las terrazas invitan a disfrutar de un café al sol. O por la tarde-noche, cuando los restaurantes encienden sus luces creando rincones encantadores.
Nuestros preferidos: Es Marés, Ca na Pepa, Gioviale, Fonda Platé, Mama Carmen y Can Carlos.
Cuando el sol entra y se encienden las luces, Sant Ferrán cobra vida.
Las calles se convierten en un paseo que confluye en la animada plaza, donde suele haber música, cine a la fresca y muchos jóvenes reunidos.
Los puestecitos del mercado de artesanos inundan el pueblo con su arte, y algunos de los restaurantes más emblemáticos de la isla se encuentran aquí.
Nuestros preferidos: Macondo, Can Forn, La Trastienda, Casa Natalia, Sa Panxa y Cafuné. Imperdible: una copa en la Fonda Pepe, un desayuno en Blat Picat.
En la zona más elevada del mapa de Formentera, emerge este pueblo de interior que nos enamora con su serenidad y sus maravillosas vistas.
Los miércoles y los domingos por la tarde se realiza aquí el Mercado Artesanal más importante de la isla, lo que confiere a este pueblito un particular espíritu artístico. Junto al mercado prosperan tiendas de diseño, bares y pequeños restaurantes, que hacen de estas tardes una verdadera delicia.
Desde el pueblo, la carretera atraviesa recta un paisaje rural de ensueño, ovejas, higueras, viñedos… hasta llegar a los acantilados, sobre los que se alza el imponente Faro de La Mola.
En una preciosa bahía que se abre hacia levante, Es Pujols nos hechiza con la belleza de sus playas y su encantador paseo junto al mar.
Es el pueblo más turístico de la isla, con buena oferta de hoteles y apartamentos.
Luego del atardecer el paseo marítimo cobra vida, los artesanos abren sus puestos, las terrazas de los restaurantes se llenan de turistas, y los bares de copas animan el ambiente hasta bien entrada la noche.
Nuestros restaurantes preferidos: Bocasalina, Chezz Gerdi, Tahiti Beach, Integral (vege). Y el atardecer en la terraza del 5 Flowers (Sky Cocktail Club).
El mar es de un turquesa tan intenso que no parece real. Es Caló es la postal perfecta del Mediterráneo, con sus casitas blancas y playas prístinas, salpicadas de pintorescos varaderos de pescadores.
Protegido de los vientos, este pequeño paraje funcionó antiguamente como puerto natural de la isla. Hoy en día es el sitio elegido por los amantes de la vida lenta o slow life.
Para pasar el día tumbado en la playa, explorar calitas con unas gafas de buceo (infaltables), y deleitarte con la fantástica oferta gastronómica.
Nuestros restaurantes preferidos: Rafalet, Es Caló y Can Pascual.
Aquí lo tienes todo… Es Caló te atrapará con su magia.
Uno de los sitios más icónicos de Formentera, Ses Illetes es la playa perfecta: arena blanca, agua poco profunda y de un color turquesa brillante. Los islotes que le dan nombre la resguardan de mar abierto.
Forma parte del Parque Natural de Ses Salines, sus dunas están protegidas por pasarelas de acceso y hay zonas de parking (plazas limitadas). Los vehículos pagan el ingreso, salvo eléctricos y bicis.
Para darte uno de los mejores baños de tu vida, tumbarte al sol, saborear un plato delicioso en alguno de sus exclusivos restaurantes (Molí de Sal, Juan y Andrea, Tiburón, Pirata y Beso Beach) y dejarte llevar por la música y el animado ambiente cuando llegue la Puesta de Sol.
Las paradisíacas playas de Es Trucadors son el premio de los caminantes. Los más valientes deberán recorrer más de 1.5 km si quieren llegar hasta el final de esta punta, y contemplar desde allí la belleza salvaje de la isla de Espalmador, al norte del mapa de Formentera.
Si buscas playas maravillosas y tranquilidad, este es un buen sitio. Mientras más te adentres en esta fina lengua de arena, más fácil será encontrar tu rinconcito privado y único.
Ten en cuenta que en esta zona no hay servicios, por lo que tendrás que llevar agua y tu vianda si planeas pasar aquí todo el día. Por favor, no hagas montoncitos de piedra, no queremos modificar el habitat de los bichitos que viven aquí.
Las playas de Levante son a nuestro criterio una de las joyas de la isla.
El sector norte (dentro del Parque Natural de Ses Salines) es particularmente impresionante, playas muy amplias, tan perfectas como las de la icónica Ses Illetes, pero bastante menos concurridas.
Para llegar utilizas el mismo camino de ingreso a Ses Illetes. Desde cualquiera de las zonas de parking encontrarás pasarelas de madera que se adentran hacia el este. Una corta caminata te llevará a la playa.
Los vehículos pagan para ingresar, salvo eléctricos y bicis.
Sólo hay un restaurante, el Tanga, un clásico de la isla.
Te contamos un secreto… no muchos viajeros conocen esta entrada a Levante, por lo que tienes bastantes posibilidades de encontrarte con una maravillosa zona de playa, de las mejores de la isla, no tan concurrida.
Esta es la ubicación, accedes por un camino sin pavimentar que se inicia junto a la tienda Laguna y llega hasta la zona de parking.
Al encontrarse dentro del Parque Natural de Ses Salines, los vehículos pagan para entrar, salvo eléctricos y bicis.
Para darte un baño estupendo y tumbarte al sol, hacer caminatas explorando las interminables playas y concluir la tarde con un aperitivo en el relajado chiringuito Manolito.
Entre el hotel Sa Roqueta y el hotel Roca Bella, se extiende una sucesión de pequeñas playas delimitadas por promontorios rocosos.
Es la zona sur de Levante, el sitio perfecto para encontrar tu propio rinconcito de arena y olvidarte del mundo.
Hay varios accesos, algunos menos conocidos que otros. Te recomendamos el de Sa Roqueta y el de Ses Canyes (coges el camino que sale frente al Restaurante Caminito, y luego la bifurcación a la izquierda). Y esta es la ubicación en el mapa de Formentera de nuestro acceso preferido y el menos conocido, no tiene nombre… Guárdanos el secreto 🙂
La zona más al sur de la costa de Migjorn es un rincón apacible, ideal para unas vacaciones en familia. Su ambiente idílico recuerda la Formentera de los primeros turistas.
Las playas entremezclan trozos de arena y áreas con restos de posidonia, conformando uno de los paisajes más vírgenes de la isla.
Hay muy buenos restaurantes: Casbah y Paraíso de los Pinos (mediterráneo- moderno); Ses Eufabietes (familiar) y el chiringuito Pelayo.
La vecina zona de Can Marti alberga la antigua torre de Vigilancia des Pí des Catalá, la única que se puede visitar por dentro. Al frente, uno de nuestros restaurantes preferidos: Sol y Luna. Y muy cerca otro imperdible, restaurante Sa Platgeta.
La zona central de Migjorn alberga un pequeño conjunto urbano de apartamentos y restaurantes conocido como Ca Mari.
La costa es una sucesión de playas de arena delimitadas por pequeños promontorios de roca; el ambiente es relajado.
Hay una oferta gastronómica variada, desde el Kiosko Ca Mari, perfecto para una comida sencilla junto a la playa, hasta el súper chic restaurante el Gecko.
El día acaba, ineludiblemente, en el Kiosko 62, disfrutando del animado ambiente a la puesta de sol.
En la isla seguramente escucharás: Migjorn km tal o cual. Esta indicación corresponde a la ubicación sobre la carretera principal que tiene determinado acceso a la playa, y que generalmente finaliza en un restaurante o chiringuito.
Migjorn entre los km 8 y 10 es increíblemente perfecta. Arena blanca, mar turquesa, bosques de savinas y muy pocas construcciones.
Llegas por los accesos a los restaurantes Es Codol (muy recomendable); Vogamarí (famoso por sus arroces) y al mítico Blue Bar (comidas, música a la puesta de sol, copas y disco hasta el amanecer). El chiringuito Lucky es también un clásico al atardecer.
Hacemos un aparte para señalar en el mapa de Formentera este acceso a la playa de Migjorn, que nos gusta particularmente, el km 10.5
Sólo conduce hasta la playa, no hay aquí chiringuitos ni restaurantes, sólo playa, y más playa. No es un acceso tan conocido, por lo que seguramente encontrarás tu rinconcito tranquilo y bastante privado.
Rodeado de una naturaleza impactante.
Una buena idea para conocer sitios un poco fuera de la ruta típica. ¡Te lo recomendamos! Si estabas pensando en sorprender a tu pareja con una puesta de sol íntima, este puede ser el lugar.
Las playas de Arenals son de las mejores en Migjorn, anchas y extensas, de arena blanquísima, el mar de una claridad absoluta.
Unos cuantos complejos de bungalows, camuflados en el bosque, ofrecen alojamiento en un ambiente muy familiar.
Para pasar el día alternando baños estupendos con momentos de relax al sol, con una pausa para disfrutar de los agradables restaurantes: el 10.7, Las Dunas, Bichi insula Beach y Casa Pachá.
Las puestas de sol son memorables, no te puedes perder la del Piratabus, todo un clásico. Más chill, la terraza del Bichi insula Beach o del restaurante Las Dunas.
Una diminuta y paradisíaca playa con sus casetas de pescadores, escondida entre los acantilados de La Mola y el final de la playa de Migjorn, brillante como un diamante bajo la luz del sol.
Para llegar debes coger la entrada al Maryland-Riu, y desde allí caminar por la costa hasta el Caló des Morts. Es mejor venir temprano, pues suele estar muy concurrida. Y no olvides traer tus gafas de buceo! Si te gusta nadar, sigue hacia la próxima Cala des Ram, de rocas, ideal para el snorkeling.
El atardecer es espectacular, tanto desde la playa como desde los acantilados o si prefieres, en el relajado chiringuito de Bartolo.
Acuñada en una costa de acantilados, esta pequeña playa es uno de los rincones más deliciosos de la isla. Resguardada de los vientos, se aprovechó para construir casetas varadero que cobijan los tradicionales llauts dándole un encanto especial.
Se abre hacia el oeste pleno, por lo que desde aquí verás uno de los mejores atardeceres de tu vida, desde la playa o desde la Punta Rasa.
El Chiringuito tiene muy buen ambiente. Más chill, la terraza del Hotel Cala Saona organiza una puesta de sol con música de DJ y cocktail. La propuesta gastronómica es muy buena, tanto en el hotel como en el restaurante Sol.
Entre Punta Pedrera y La Gavina, se extiende una costa escarpada, agreste y solitaria, un desierto de rocas de formas inusuales (antaño fue una cantera). Esconde cuevas y calas bastante profundas, conocidas como Piscinas Naturales.
El agua es cristalina y abunda la vida marina. Para disfrutar plenamente te recomendamos venir por mar, con un kayak, tabla de paddle, o alquilando una lanchita.
Desde tierra también puedes llegar, pero el sendero es algo difícil. Se inicia en el parking del centro de interpretación Can Marroig, Imprescindible traer buen calzado y equipo de snorkeling. También agua y un tentempié (no hay servicios).
Uno de los sitios que te recomendamos si quieres salir del mapa turístico típico de Formentera. Esta bahía semicircular se extiende entre Punta Pedrera y la boca de S’Estany d’Es Peix. Dunas, vegetación agreste y rocas se entremezclan hasta el mismo borde del agua, creando un entorno de aspecto salvaje.
El agua es cristalina y las vistas a Ibiza son impresionantes. Para tumbarte siempre encontrarás un rinconcito de arena o, mejor aún, un colchón de posidonia seca.
Recuerda traer gafas de buceo, pues es el sitio perfecto para explorar las praderas de posidonia. Esta es la ubicación del parking y la pasarela de acceso.
Probablemente la cala más espectacular de Formentera, tan bella que parece una pintura. Sorprende su altura imponente, la transparencia de sus aguas y las azarosas figuras que el viento moldea en las rocas de marés.
Abrigada de los vientos, cobija pintorescos varaderos tradicionales en forma de cuevas.
No hay mucho espacio para tumbarse, por lo que te recomendamos visitarla con un plan activo. Traer gafas de buceo es imprescindible, para disfrutar de este rincón maravilloso de la isla. La cala se abre hacia el este, por lo que la luz es mejor por la mañana.
Esta pequeña isla es algo muy parecido a lo que debe ser el paraíso.
Se trata de un diminuto territorio al norte del mapa de Formentera, dominado por la naturaleza, donde las playas son de arena fina y blanca, el agua es turquesa y la vegetación es agreste. Cuenta con la protección máxima del Parque Natural de Ses Salines, por lo que no se puede construir, no hay chiringuitos, ni bares.
En el punto más alto se erige la Torre de Sa Guardiola, levantada para vigilar a los piratas.
Sólo se puede llegar por mar. Hay un servicio diario de transfer náutico, aunque lo más recomendable es coger alguna excursión en barco o alquilar una lanchita, para disfrutar de Espalmador a tu aire.
Un paisaje desértico. Una carretera estrecha. El faro lejano y detrás el mar azul y profundo… Icónica fotografía de la película «Lucía y el Sexo» que inspira a miles de viajeros.
Desde el cruce de Es Cap, la carretera atraviesa apacibles fincas rurales salpicadas de higueras y cabras. Unos 2 km antes del faro hay que aparcar los vehículos (salvo las bicis) y continuar a pie. Recuerda traer agua.
Las vistas son sobrecogedoras, y llegar al faro es la meca de una peregrinación imprescindible. No dejes de visitar la antigua Torre des Garrovert, desde donde se vigilaba a los piratas.
Ya de regreso, el restaurante A mi Manera es una buena parada.
Dentro del mapa de Formentera, esta pintoresca zona elevada está surcada por una ruta principal y varios caminos secundarios que son la delicia para caminar, correr o explorar en bici.
El paisaje es una sucesión de bucólicas fincas rurales, cabras, higueras y vides, con vistas impresionantes al mar, a Ibiza y a Es Vedrá. Es el mejor lugar para apreciar la arquitectura tradicional de Formentera, con sus casitas con porches orientados hacia el sur.
Te recomendamos recorrer el Camí de Porto Salé, que se inicia en el antiguo Molino d’en Mateu (hermosa vista panorámica), y continuarlo hasta llegar a Cala Saona. Muy recomendada es una parada en el restaurante El Sueño, fuera de la ruta turística habitual. Su soleada terraza invita a dejar pasar las horas.
En una isla acosada por los piratas, las torres formaron parte importante del sistema defensivo de los pobladores.
La torre de La Gavina se alza sobre un impresionante acantilado, rodeada de un áspero entorno rocoso y agreste. Detrás, Ibiza y Es Vedrá son el marco perfecto para uno de los paisajes más impactantes de la isla, principalmente cuando el viento agita el mar, que rompe en olas gigantes contra el afilado acantilado.
Para llegar, lo ideal es caminata o bicis desde Can Marroig (1,5 km aprox). También puedes llegar en coche o moto desde la ruta de Porto Salé aunque el camino es bastante rocoso al final.
Desde el cruce de Es Cap, el camino zigzaguea entre muros de roca y casas de arquitectura tradicional, un paisaje encantador que nos deleita en cada curva.
Al final, el Torrent de S’Alga constituye uno de los rincones más especiales y menos visitados de la isla. Bien resguardado de los vientos cobija casetas de pescadores en activo.
Verás sus barcos y aparejos, así como las características ramas de savina clavadas en la roca, se utilizar para secar el pescado con una técnica tradicional. El peix sec será luego el ingrediente estrella de la ensalada payesa. Te recomendamos que explores esta ruta, te encantará.
El sistema de torres tenía por objeto de vigilar la actividad de los piratas que asolaban las islas.
La posición estratégica en el mapa de Formentera, permitía controlar un amplio espacio de costa y a la vez mantener comunicación con las demás (con fuego o humo).
Una de las más panorámicas es la Torre de Punta Prima, enclavada en un paisaje de acantilados, con amplio control de la costa de Levante.
En Formentera hay tres torres más: Punta Gavina, Garroverets en Es Cap, Es Pí des Catalá en Migjorn (es la única que se puede visitar por dentro). Datan del siglo XVIII. Se complementan con la de Sa Guardiola en Espalmador, más antigua.